A veces, en la vorágine del día a día, buscamos respuestas complejas a preguntas sencillas. Nos preguntamos cuál es el propósito de nuestras acciones o hacia dónde nos dirigimos. Sin embargo, la respuesta suele estar más cerca de lo que creemos: en el acto simple y sagrado de vivir y amar.
Hoy, en nuestra sección de Optimismo, queremos compartirte unos versos que han viajado de corazón en corazón. Un poema anónimo que funciona como una brújula para el alma, recordándonos que la vida y el amor no son dos caminos separados, sino el mismo sendero recorrido en diferentes direcciones.

Vivir y Amar
Vivir … es llegar donde todo comienza
Amar… es ir donde nada termina
Vive … como si fuera temprano
Reflexiona … como si fuera tarde
Siente lo que digas… con cariño
Dí lo que piensas … con esperanza
Piensa lo que haces … con fe
Haz lo que debes … con amor
La vida revela la verdad
La verdad nos ilumina el camino
El camino nos conduce a amar
El amor nos hace vivir
La razón del amar …
La encontramos viviendo
El sentido de vivir …
Lo encontramos amando
Autor Anónimo
El encuentro entre el tiempo y la eternidad
Este poema nos invita a una danza sutil entre dos conceptos fundamentales, comenzando por nuestra actitud ante el paso de los días. Cuando el autor nos sugiere «vivir como si fuera temprano y reflexionar como si fuera tarde», nos está haciendo una invitación magistral al equilibrio. Nos pide mantener intacta la energía y la ilusión de quien acaba de empezar su jornada al amanecer, pero combinándola con la sabiduría y la pausa reflexiva de quien ya ha recorrido un largo camino al atardecer. Es la definición perfecta de un optimismo maduro: conservar la inocencia de la ilusión abrazada a la consciencia de la experiencia.
Profundizando en sus versos, el texto nos propone una alineación perfecta entre nuestros centros vitales. Nos enseña que la verdadera paz interior surge cuando logramos esa coherencia emocional donde el sentir, el pensar y el hacer vibran en la misma sintonía. Al sentir con cariño, pensar con fe y actuar con amor, transformamos nuestra realidad cotidiana; la fe y la esperanza dejan de ser conceptos abstractos para convertirse en los motores que vuelven trascendente cada una de nuestras acciones.
Finalmente, el cierre del poema nos regala quizás su lección más poderosa: el círculo virtuoso de la existencia. A menudo gastamos energía buscando el «sentido de la vida» como si fuera un objeto escondido que debemos hallar, pero estos versos nos revelan que el sentido no se encuentra, sino que se construye día a día. Nos recuerdan que vivimos esencialmente para aprender a amar, y que es precisamente amando como descubrimos lo que significa estar verdaderamente vivos.
Conclusión
No importa en qué etapa de tu camino te encuentres hoy, recuerda que siempre estás a tiempo de «llegar donde todo comienza». Que estas palabras resuenen en tu interior y que este pequeño elixir de optimismo te acompañe, iluminando tu semana con una nueva perspectiva.


