Cada existencia es una peregrinación. Llevamos con nosotros el peso y la gloria de cada paso dado. El presente, por lo tanto, no es un inicio, sino una consecuencia de todo lo vivido. El poeta Juan José Mestre nos invita a una pausa esencial. Su poema nos pide mirar atrás con serenidad. Es un hermoso ejercicio de reconciliación. Nos ayuda a aceptar la historia que nos trajo hasta aquí.

Soy la consecuencia
Si soy la consecuencia de lo vivido,
me quedo en paz con el origen
y miro esperanzado la próxima encrucijada.
Si mi vida me ha traído hasta este punto del camino,
me tomo un descanso a su vera
para observar los tres puntos de convergencia:
el largo pasado de peregrino,
el futuro que me espera,
y este exacto lugar del presente que bendigo.
Y en la dicha solariega que hoy me regala mi camino,
encuentro la fuerza que antes no tenía.
Y en ese buscar de todos los días,
he hallado algunas flaquezas y mezquindades.
Mas no las reniego; si están aquí es porque las
necesito para continuar en el sendero.
Y así…
me hago cargo de logros
y puntos no resueltos hasta ahora.
En paz con la convergencia del Tiempo en esta hora,
disfrutando de los extremos
y del presente con convicciones
y algunas certidumbres que se cuelan
con los hilos de luz entre las hojas.
Autor: Juan José Mestre
La convergencia del Tiempo
El autor nos propone un ejercicio de gratitud total. La vida nos ha traído hasta este punto. Es necesario hacer una parada a la vera del camino. Desde allí observamos la convergencia de nuestro tiempo. Vemos el largo pasado de peregrino. Vemos el futuro abierto de la promesa. Lo más importante es el presente: el único lugar que podemos bendecir.
Al mirar adentro, encontramos flaquezas. Descubrimos mezquindades o puntos no resueltos. Este es un paso de aceptación clave. Mestre nos pide no renegar de esos fallos. Ellos también son necesarios. Son la fuerza oculta que nos impulsa a seguir en el sendero.
La verdadera paz llega con esta rendición sincera. Es una calma que se encuentra al disfrutar los extremos del Tiempo. Se basa en vivir el presente con convicciones firmes. Es una dicha solariega que nos regala el camino. Las certidumbres se cuelan suavemente. Llegan como hilos de luz entre las hojas. Esto es hacerse cargo de toda nuestra historia con amor.
Conclusión
Hoy te invitamos a mirar tu vida y abrazar tu historia. Eres la consecuencia perfecta de todo lo vivido. Descansa en la certeza de que estás justo donde debes estar. Acepta tu origen y mira la próxima encrucijada con esperanza.


