Tener y Retener – Reflexión sobre el desapego y la libertad

Tener y Retener

Las realidades más grandes y más bellas,
tanto más las tendrás cuanto menos las poseas y retengas.

Si quieres tener el mar, ¡contémplalo!,
y abre tus manos en sus aguas y todo el mar estará en ellas.
Porque si cierras tus  manos para retenerlo,
se quedarán vacías.

Si quieres tener un amigo peregrino,
déjalo marchar y lo tendrás…
porque si lo retienes para poseerlo, lo estarás perdiendo,
y tendrás un prisionero.

Si quieres tener el viento,
extiende tus brazos y abre tus manos y todo el viento será tuyo…
porque si quieres retenerlo te quedarás sin nada.

Si quieres tener a tu hijo,
déjalo crecer,  déjalo partir,  y que se aleje,
y lo tendrás maduro a su regreso…
porque si lo retienes contra su voluntad,
lo pierdes para siempre.

Si quieres tener el sol y gozar de su luz maravillosa,
abre los ojos y contempla…
porque si los cierras para retener la luz que ya alcanzaste,
te quedarás a oscuras.

Si quieres vivir el gozo de tener,
libérate de la manía de poseer y retener.
Goza de la mariposa que revolotea,
goza del río que corre huidizo,
goza de la flor que se abre cara al cielo.
Goza teniendo todo,
sin poseerlo, sin retenerlo.

¡Sólo así gozarás de la vida, sabiendo que la tienes sin poseerla,
dejándola correr sin retenerla!

El poema «Tener y Retener» nos invita a reflexionar sobre la naturaleza del desapego y la verdadera posesión. A menudo, en nuestra búsqueda por mantener cerca lo que amamos, caemos en la trampa de retener, creyendo que así aseguramos su permanencia. Sin embargo, esta necesidad de control puede llevarnos a perder la esencia misma de lo que valoramos.​

La metáfora del mar en el poema ilustra cómo, al intentar atrapar el agua entre nuestras manos, esta se escapa, dejándonos con las palmas vacías. Del mismo modo, en las relaciones humanas, el intento de poseer o controlar puede sofocar la libertad y espontaneidad que las hace valiosas.​

Este poema nos recuerda que la verdadera riqueza reside en la capacidad de disfrutar y apreciar sin necesidad de poseer. Al soltar, permitimos que las personas y experiencias fluyan naturalmente en nuestras vidas, fortaleciendo los lazos genuinos y duraderos.

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