En tiempos donde el amor se confunde con posesión o con darlo todo servido, este poema nos recuerda que amar verdaderamente es empoderar al otro. Enseñar, acompañar, y ayudar a caminar con autonomía. El amor más genuino no protege desde la comodidad, sino que invita a crecer desde el esfuerzo compartido. ¿Cuántas veces pensamos que dar es suficiente? ¿Y si amar fuera enseñar a crear por cuenta propia?

Amar es enseñar
Si es cierto que me amas, no pongas en mis manos
el pez que otros pescaron a fuerza de remar,
No quiero ser tu esclavo, prefiero ser tu hermano.
Levántate, camina, enséñame a pescar.
Si es cierto que me amas, no cubras mis harapos
con telas que otras manos tejieron y es mejor
que sienta yo el orgullo de ver sobre mis hombros,
el paño que mis manos hicieron con amor.
Si es cierto que me amas, no pongas en mis manos
el pan que otros ganaron, y te pido por favor…
invítame a los campos, entrégame un arado.
El pan es más sabroso mezclado con sudor.
Si es cierto que me amas, no trates de narrarme
la historia de otros hombres, difícil de entender.
Despiértame a la vida, tu puedes levantarme,
invítame a la escuela, enséñame a leer.
Si es cierto que me amas y sientes en el alma
la paz y la esperanza que ha puesto en mi tu Dios,
ayúdame a ser bueno, yo anhelo tener calma.
Enséñame la senda del bien y del mal.
Si es cierto que me amas, estréchame la mano,
enfréntame a la vida, anímate a luchar,
ayúdame a ser libre, yo quiero ser tu hermano
que amor no es sentir lástima, amar es enseñar.