Para cerrar este ciclo de Elixires, exploramos un texto que, aunque simple, encapsula la inmensidad de la experiencia humana: «Etcétera» de Mario Benedetti. El poema celebra la palabra como la más «abierta de la lengua», un portal donde «cabe todo, todo vale».
Esta reflexión es una invitación a la aceptación. La tristeza a menudo surge de la necesidad de control y definición, pero Benedetti nos enseña a valorar el espacio ilimitado que la palabra «etcétera» representa. En ella conviven desde «sombras en espiral» y «hojas muertas» (elementos de tristeza) hasta «besos tiernos» y «misericordias» (elementos de alegría y paz). Es la aceptación de la vida en su compleja totalidad.
Etcétera
Siempre que doy con la palabra etcétera
y aunque provenga del latín escueto
sé que es la más abierta de la lengua,
en ella cabe todo, todo vale,
es libre colosal, casi infinita.
Allí se instalan páginas, silencios,
sombras en espiral, misericordias,
un olvidado bonsai con aceitunas,
nombres que fueron islas, hojas muertas,
horizontes borrados, besos tiernos,
gavilanes, dibujos de las nubes,
y así podríamos seguir por horas
así podríamos seguir etcétera.
Autor: Mario Benedetti
La Libertad de lo No Escrito
El verdadero valor de la palabra «etcétera» es su capacidad de liberarnos de la necesidad de nombrar y agotar cada detalle. El texto ilustra la libertad colosal de este concepto, donde la alegría, la pérdida, el silencio y el recuerdo coexisten sin jerarquía.
Esta es una lección de humildad y aceptación, especialmente después de reflexionar sobre la tristeza. Al aceptar que siempre habrá más (más páginas, más besos, más silencios, más etcétera), abrazamos la naturaleza infinita de nuestra experiencia. Dejamos de buscar una respuesta final y simplemente continuamos el viaje, sabiendo que la palabra más abierta de la lengua está siempre disponible para acoger lo que venga.
