A veces las verdades más simples son las que más nos cuestan recordar. Este poema nos propone una ética cotidiana mínima: cuidar lo que tocamos, respetar lo que no nos pertenece, responder por lo que hacemos… Pero también contiene un impulso liberador al final: si no podés hacer lo que querés, tal vez podés aprender a querer lo que hacés.

La vida sería tan fácil
Si abriste, cierra
Si encendiste, apaga
Si conectaste, desconecta
Si desordenaste, ordena
Si ensuciaste, limpia
Si rompiste, arregla
Si no sabes arreglar, busca al que sepa
Si no sabes qué decir, cállate
Si debes usar algo que no te pertenece, pide permiso
Si te prestaron, devuelve
Si no sabes cómo funciona, no toques.
Si es gratis, no lo desperdicies
Si no es asunto tuyo, no te entrometas
Si no sabes hacerlo mejor, no critiques.
Si no puedes ayudar, no molestes
Si prometiste, cumple.
Si ofendiste, discúlpate
Si no sabes, no opines
Si opinaste, hazte cargo
Si algo te sirve, trátalo con cariño.
Aquí viene lo mejor, anota!!!!!!!!
Si no puedes hacer lo que quieres, trata de querer lo que haces.
Autor: Desconocido
El texto opera como un manual emocional, una serie de mandamientos para la vida diaria. Cada línea es como un mandato simple que carga con mucha complejidad: cerrar lo que se abrió, pedir permiso, responder por lo dicho, cuidar lo prestado… y, al final, una especie de respuesta sabia: “Si no puedes hacer lo que quieres, trata de querer lo que haces.”
Ese cierre ilumina lo anterior: no exige perfección, sino actitud. No lo visto como castigo, sino como una forma de reconciliación con lo que nuestra realidad nos permite hacer.


