Las Ausencias: Poesía, Dolor Profundo, Duelo y Fe para Sanar

El Peso del Dolor Incurable: Reflexiones Poéticas sobre las Ausencias

En el complejo camino del duelo, la poeta Zenaida Bacardí de Argamasilla nos regala una pieza que captura la esencia del dolor de las ausencias que jamás sanan por completo. Este profundo poema sobre el duelo y la pérdida, titulado ‘Las Ausencias’, habla directamente a esos corazones a los que nunca se les cierran las heridas. Es una meditación sobre la semioscuridad de la vida tras una pérdida profunda y la lucha por seguir adelante. Explora cómo el dolor al máximo se siente como una incurable dolencia, y la fe se convierte en el único dique para contener el desbordamiento.

Las Ausencias

Las «ausencias» son como luces que se van apagando,
y no siempre nos acostumbramos a vivir en esa semi oscuridad,
a movernos, a desenvolvernos, a seguir caminando
en esa claridad disminuida, en esa penumbra.

No sé cómo se puso a depender el corazón,
que tiene tan ancha plenitud,
de una vida tan corta, tan riesgosa, tan frágil.

Las heridas de ofensas pueden curarse,
pero las hondas, las que nos sacuden,
permanecen.

Hay corazones a los que las heridas
les sanan mas fácilmente, y otros
a los que nunca se les cierren…
ni con parches, ni pegamentos, ni componendas,
ni puntadas…
¡Nada!
Dejan a uno mansamente rebelde,
impotentemente conforme, obligadamente resignada
pero nada más.

El dolor al máximo, es una incurable dolencia.
Quizás la fe sirva de dique
para impedir un desbordamiento,
pero no quita la sensibilidad
para impedir las lágrimas, ni el dolor a flor de piel,
ni la opresión de desfallecer en muchos momentos.

Con un esfuerzo sobrehumano sigues en pie,
pero en el fondo te sigues tambaleando.

Con un esfuerzo sobrehumano buscas el sol,
pero en el fondo no puedes atrapar la luz.

Con un esfuerzo sobrehumano quieres subir,
pero en el fondo hay un peso de dolor que te hunde.

No lo entiende más que aquel que lo que pasa…

Y no lo supera más que el que se pone
en manos de Dios.

Autor: Zenaida Bacardí de Argamasilla

La autora concluye con una poderosa afirmación: la única forma de superar el duelo con fe y no naufragar ante el peso que nos hunde, es ponerse en manos de Dios. Este poema es un testimonio de la resignación obligada y la rebeldía mansa que acompaña a las pérdidas más significativas. Si este texto resonó con tu propia experiencia de la dolencia por la ausencia, te invitamos a compartir tus reflexiones sobre cómo la fe ha sido tu soporte en los momentos de mayor penumbra.

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