Cuando volvemos las fugaces horas
del pasado a evocar,
temblando brilla en sus pestañas negras
una lágrima pronta a resbalar.
Y al fin resbala, y cae como una gota
de rocío, al pensar que,
cual hoy por ayer, por hoy y mañana,
volveremos los dos a suspirar.
G. A. Bécquer